Los avances tecnológicos en el mundo en inteligencia artificial, robótica, genética, energía, etc. siguen un ritmo que no somos capaces de imaginar y que pronto nos pueden llevar al punto de la singularidad, ese momento en el cual no sabremos distinguir un humano de un androide. Ya existen cerebros que piensan como los humanos, ya existen robots que se mueven en entornos como los humanos, ya existen coches que van solos, gafas con las que leer el pensamiento de otros, microchips injertados dentro de uno mismo para mejorar nuestras capacidades o alargar nuestras vidas. Raymond Kurzweil, ideólogo de todo este fenómeno tecnológico y director de ingeniería de Google, vaticina que en el 2028 se producirá la famosa Singularidad, es decir, dentro de apenas 13 años.
Por otro lado, internet, las redes sociales y la globalización han favorecido que determinados proyectos consigan en poco tiempo impactos exponenciales por el hecho de compartir conocimiento y recursos, y por la rapidez que generan las economías de red. Organizaciones como Instagram, Airbnb o Spotify triunfan de una manera acelerada con pocas personas y menos recursos consiguiendo llevar su producto o su causa al último confín del mundo.
La singularidad y la exponencialidad son una realidad en nuestra sociedad. Existen diferentes movimientos muy interesantes en instituciones como la Singularity University o el MIT para llevar estos movimientos a resolver los grandes problemas de la humanidad. Más que nunca, disponemos de los medios para resolver retos como la pobreza, agua, energía, desastres naturales, etc. y en un período corto de tiempo.
Actualmente, muchos grandes emprendedores están viendo esta oportunidad y están impulsando iniciativas en este sentido como drones para llevar alimentos a poblados rurales, dispositivos solares para dar acceso a electricidad, equipamiento para conseguir de manera económica agua potable, etc. También muchos fondos de inversión y fundaciones están girando su foco hacia la singularidad y la exponencialidad generando así mayores impactos con sus inversiones.
No cabe duda que existen numerosas dudas y sombras sobre el efecto de la singularidad y la exponencialidad, pero lo que está claro es que ya es una realidad, y en mi opinión, si sabemos sacarle provecho tenemos humanidad para los próximos siglos.