Hace unos años que el concepto startup se incorporó a nuestro lenguaje diario, pero, ¿qué es exactamente una startup? Steve Blank, considerado el padre del emprendimiento moderno, la define como “una organización temporal diseñada para buscar un modelo de negocio repetible y escalable”. De esta aproximación al concepto se extraen una serie de elementos diferenciadores que explican su naturaleza:
- Temporal: en un período relativamente rápido de tiempo, la startup puede finalizar su conversión hacia un negocio estable, venderse o fracasar.
- Novedosa: La innovación y la vinculación a las nuevas tecnologías es la esencia de toda startup.
- Objetivo y riesgo: las startups asumen un fuerte riesgo ya que su objetivo es dominar un nicho de mercado (a menudo poco explorado) en el que trabajan a base de hipótesis. Este ámbito de incertidumbre requiere una gran capacidad de adaptación a los cambios. El fin es hacer que esas hipótesis funcionen, que los clientes acepten los productos y servicios y que puedan mantener unas ganancias elevadas que les permitan retornar la inversión.
- Costes reducidos: en general, para su puesta en marcha, no exigen grandes cantidades de dinero.
- Financiación: aunque sí tienen unos costes de arranque mínimos que, también de manera general, proporcionan inversores externos atraídos por el crecimiento potencial de la empresa.
Ahora ha empezado a circular por el sector un nuevo concepto que define a un perfil concreto de compañías: scaleup. ¿Qué es exactamente una scaleup y en qué se diferencia de una startup? Según la definición del Scale-up Institute de Reino Unido y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para que una compañía sea considerada scaleup debe haber facturado al menos un millón de euros el último año, que esa facturación haya crecido a un ritmo anual superior al 20% durante los tres últimos ejercicios y contar con más de 10 trabajadores.
“Aunque en este contexto, tenemos que tener en cuenta lo que es la definición más académica pero también el imaginario del ecosistema, que ve la scaleup como aquella empresa que ya ha encontrado su modelo de negocio repetible y escalable y lo que necesita o busca ahora es la inversión para replicarlo”, remarca Javier de la Ossa, nuestro director de aceleración.
¿Cómo se convierte una startup en una scaleup?
“El incremento de las ventas, habitualmente apalancado con la apertura de nuevos mercados, suelen ser factores clave para impulsar una startup hacia una scaleup. Para ello, las startups deben estar respaldadas por el capital humano y el capital financiero suficiente”, responde Laurent Arens, analista senior de BStartup. “Evidentemente, para pasar a ser considerada scaleup, necesitas tener un sistema tecnológico probado con éxito en un entorno real (TRL9), clientes satisfechos y un flujo de caja fuerte”, añade Javier de la Ossa.
Pero, ¿cómo se prepara una startup para escalar? De la Ossa recupera un esquema publicado en Startups Magazine que lo resume de manera muy gráfica:
Arens profundiza un poco más y remarca que las principales claves para que una scaleup tenga un crecimiento de éxito son:
- Product market fit: es importante que la scaleup tenga validada sus asunciones y tenga probado que sus unidades económicas son viables y escalables.
- Definición de roles: cuando una startup está en fases iniciales es común ver posiciones con diferentes roles, como por ejemplo el director de ventas y marketing. En el momento de convertirse en una scaleup las startups deben definir todos aquellos roles estratégicos y crear un organigrama acorde a su futuro crecimiento.
- Procesos internos y automatización: una vez la startup empieza a crecer los procesos internos deben estar definidos con el fin que todo el equipo tenga claro la dirección en la que han de ir, así como automatizar todos aquellos procesos manuales que aportan poco valor y consumen tiempo.
- Onboarding: en el momento que la startup empieza a reclutar personal, la scaleup debe definir procesos de onboarding para que el empleado contratado empiece a generar valor lo antes posible, así como transmitirle cuál es la visión y la misión.
- Medición: llevar un buen control y seguimiento de los kpis, ya que lo que no se mide no se puede mejorar. En este último punto, Javier de la Ossa remarca la importancia de, en el caso de las startups de impacto, definir, medir y gestionar muy bien el impacto que se genera para validar que el modelo es válido no solo para generar negocio sino también para cumplir con los objetivos de impacto que se han establecido.
En el otro extremo, el analista senior de BStartup remarca dos errores comunes a evitar en este proceso:
- Infravalorar la importancia de los procesos y focalizarse únicamente en los resultados. Dicha visión funciona en el corto plazo, sin embargo, en el momento que la scaleup empiece a escalar su negocio y su equipo, se puede encontrar con cuellos de botella para optimizar los recursos y llegar a los objetivos de crecimiento establecidos.
- Promocionar empleados por su antigüedad o dedicación en fases anteriores. Llegados a esta fase, es importante profesionalizar el equipo directivo y asignar personas capacitadas y con experiencia. “En ocasiones el propio CEO debe dar un paso al lado para que otro con más experiencia tome el relevo”, enfatiza.
¿Cómo se adapta el equipo a la conversión de una startup a una scaleup?
Sobre el equipo y los procesos a la hora de escalar profundizan Àngel Garrido y Xavier Albadalejo, CEO y agile-lean coach de transformación organizativa de Voxel. “Cuando eres una startup y estás creciendo, realmente lo más importante es eso, crecer, porque tu principal preocupación es capitalizar la oportunidad. No obstante, a la hora de escalar es importante conciliar, hacer compatible ese crecimiento con todo lo demás en la empresa. Uno de los errores habituales es pensar que las habilidades que te han permitido llegar hasta este punto de scaleup son las mismas que necesitas para continuar abordando ese crecimiento. Aquí, el riesgo que corres es que realmente, ni tú ni el equipo que ha llevado a este punto a la compañía, esté preparado para hacer el siguiente paso. Y este es un tema que se tiene que poder aceptar. Como también que quizás debes empezar a incorporar personas en la compañía que harán cosas que no son, a priori, productivas desde el punto de vista de ingresos, como es el caso de un responsable de personas”, explica Garrido.
“Otro punto que surge en este proceso es el del liderazgo, porque antes los líderes de la startup resolvían problemas porque estaban en el día a día, pero cuando estás en un momento de escalada, ese liderazgo de resolución de problemas ya no te sirve. Pasar de llevar equipos de tres o cuatro personas a llevar áreas con 40 personas, no siempre es fácil y no todo el mundo sirve para eso”, enfatiza Albaladejo. En este contexto, asegura Garrido, tienes dos opciones: “o volverte un control freak, que es insostenible a medio y largo plazo o confiar en la gente que incorporas en esta fase de crecimiento. Porque el razonamiento es muy sencillo, si no crees que esa gente está alineada con tu empresa o va a hacer bien su trabajo, ¿por qué los contratas? Es muy importante aquí formalizar tu cultura y definir tus valores para validar a los candidatos en base a su encaje con ellos y conseguir así un equipo de A players, es decir, personas altamente alineadas con la cultura de la organización y que a la vez tendrán un buen performance porque son los mejores en el desarrollo de sus funciones”.
En este proceso de crear nuevas estructuras de equipo, ambos coinciden en remarcar la importancia de no crear departamentos estancos. “El modelo futuro al que están yendo las organizaciones que escalan rápidamente es no basarse en un diseño organizativo de departamentos, porque eso es anti ágil. Lo que hacen estas empresas es diseñar una estructura organizativa formada por unidades que tienen un propósito muy claro, son muy autónomas y son capaces de tomar decisiones muy rápidamente. Es como tener una empresa que, en realidad, está formada por microempresas o centros de valor. Así mantienes el espíritu, la energía, la velocidad, la flexibilidad…”, aseguran.
¿Cómo se financia este crecimiento?
“Los recursos necesarios para que una startup pase a convertirse en scaleup se define con levantar al menos un millón de euros. Antes de llegar a este punto las startups suelen haberse financiado previamente con recursos de los propios fundadores o amigos y familia, Business Angels, Venture Capital con foco en fases iniciales, financiación o subvenciones públicas, financiación bancaria, inversión canalizada a través de plataformas de crowdfunding”, recuerda Laurent Arens, analista senior de BStartup. Pero, ¿y en esta nueva fase? Arens destaca cuatro instrumentos financieros:
- Family Offices: gestores de patrimonio o wealth managers, son aquellas empresas que gestionan el patrimonio de una o varias familias realizando inversiones. Aunque tradicionalmente no acostumbraban a invertir en startups, por el riesgo que suponía, el desarrollo del ecosistema emprendedor y de startups ha generado interés en este tipo de inversores.
- Venture capital: suele aportar asesoría y acompañamiento para garantizar el mejor funcionamiento y el crecimiento de la startup. En este contexto, los emprendedores pueden encontrar fondos genéricos o especializados por sector de actividad o por finalidad.
- Fondos corporativos: al igual que el venture capital, el fondo corporativo es un vehículo constituido por una o varias empresas para canalizar capital en forma de inversión a startups. El objetivo, además de obtener un rendimiento financiero, es generar valor para la startup a través de la experiencia de la empresa en el sector.
- Financiación bancaria: a medida que va aumentando la solvencia de la startup, se suele ir incrementando el importe de los préstamos que conceden los bancos.
¿Cómo han escalado las startups de impacto?
En España, las scaleups están viviendo uno de sus mejores momentos. Así, a cierre de 2021, las empresas en esta fase habían aumentado un 91% su facturación, alcanzando los 3.167 millones de euros, según el informe ‘Impacto de las scaleups en la economía de España’, de Scaleup Spain Network. Además, estas empresas también destacan por la creación de empleo, que en 2020 se incrementó hasta los 8.900 empleos directos y 315.300 empleos creados de forma indirecta.
En este artículo, hemos querido acercarnos a la experiencia de dos startups de impacto:
- Qida, invertida por nuestro vehículo Equity4Good: “Qida nació con la misión de hacer sostenible el sistema sanitario y social a escala global ayudando a las personas en situación de dependencia o cronicidad a vivir más tiempo en mejor salud en casa. Lo que nos caracteriza es satisfacer esta necesidad que cada día está más presente en las familias junto a nuestra propuesta de valor, en la que partimos de entender exhaustivamente todas las necesidades que la persona requiere para que pueda encontrar al mejor cuidador que las cubra y se adapte a estas”, recuerda Oriol Fuertes, CEO de la organización. Lee su caso completo aquí.
- Aplanet, acelerada por el programa BBK Venture Philanthropy: “Nuestra obsesión desde el principio ha sido ayudar a nuestras organizaciones clientes a que gestionaran de forma ágil y eficiente sus datos y procesos de Sostenibilidad o ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) usando la tecnología, y de esta forma también poder hacer de la Sostenibilidad algo estratégico. Por eso desde casi el primer día salimos al mercado para validar nuestra propuesta de valor y recoger feedback de clientes. Y asegurarnos de aportar valor es algo que tenemos presente día a día”, explica Johanna Gallo, cofundadora de la empresa. Lee su caso completo aquí.