Nadie duda ya de que el cambio climático es un problema real, que nos afecta a todos, y que sus consecuencias son (y pueden ser aún más) devastadoras. La subida de la temperatura media mundial en 1,1ºC desde la época preindustrial ha puesto en peligro la supervivencia de la flora y la fauna, así como nuestra propia existencia.
Es precisamente la Revolución Industrial la que los expertos ponen como punto de inflexión en esta aceleración del cambio climático. En esa época las emisiones de gases de efecto invernadero arrojadas a la atmósfera empezaron a multiplicarse debido a nuevos modelos de producción y de consumo. Un consumo disparado debido al crecimiento de la población -se pasó de 800 millones de habitantes en 1750, a 7.700 millones en 2019-, que requería cada vez más recursos y más producción de energía -generada en su mayoría a través de combustibles fósiles-.
Esa producción y consumos desmesurados han hecho que el período 2015-2019 fuera el más cálido jamás registrado y que la perspectiva sea un aumento de la temperatura de 4,8ºC para final de siglo, según la Organización Meteorológica Mundial. Las consecuencias de ese cambio climático no solo afectan al medio ambiente, sino también a la política, la economía y la sociedad:
- Derretimiento de la masa de hielo en los polos: La extensión del hielo marino del Ártico registró un promedio de 13,95 millones de km² en febrero de 2018, lo que representa una disminución en la tasa de 13,2% por década, según el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de la NASA.
- Aumento del nivel del mar: con sus consecuentes inundaciones y amenaza de los litorales costeros. Solo en España, el aumento del nivel del mar en 6 cm. para 2040, supondría unos retrocesos de la línea de costa de 3 metros en las zonas cantábricas y gallegas, de 2 metros en el Golfo de Cádiz, y entre 1-2 metros en las Islas Canarias y en la fachada Mediterránea, lo que podría afectar a la calidad de las playas y reducir los beneficios económicos que estas otorgan -hasta 8.000 millones de euros al año según el Ministerio de Medio Ambiente-.
- Fenómenos meteorológicos extremos: Los desastres naturales en 2017 causaron pérdidas generales de 340 mil millones de dólares. Esta fue la segunda pérdida anual más alta de la historia, según el informe ?Investing in a Changing Climate? de Aberdeen Standard Investments.
- Mega-incendios: Más de tres millones de hectáreas de bosque mediterráneo se han quemado en Europa en los últimos 15 años. Y el riesgo de unas condiciones meteorológicas de fuego intenso ha aumentado en un 30% desde 1900 como resultado del cambio climático, según la World Weather Attribution (WWA).
- Pérdida de flora y fauna: Dos tercios de la Gran Barrera de Coral australiana han muerto por el aumento de las temperaturas. La deforestación también causa problemas de salud, ya que el 60% de las nuevas enfermedades infecciosas que nos afectan provienen de animales del bosque.
- Daños en las cosechas y en la producción alimentaria: La seguridad alimentaria ya se está viendo afectada en varios países africanos y los investigadores están estudiando vínculos sugestivos entre el cambio climático y una mayor probabilidad de conflicto militar. Se reducirá la producción agrícola en un 10-25% a nivel mundial en 2080.
- Riesgos en la salud general: Las olas de calor y frío tienen graves consecuencias para la salud pública, ya que pueden agravar las enfermedades cardiovasculares y respiratorias e incluso pueden causar la muerte. Además, respirar aire contaminado causa más de 30.000 muertes prematuras en España cada año, según informes de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
- Riesgo en la salud de los menores: más del 88% de las enfermedades producidas por el cambio climático ocurren en niñas y niños menores de 5 años: mayores riesgos de desnutrición, enfermedades transmitidas por vectores como la malaria, el agua o la diarrea transmitida por alimentos.
- Refugiados climáticos: casi 600 millones de niños, uno de cada cuatro en todo el planeta, vivirá en 2040 en zonas con recursos de agua extremadamente limitados. Esto provocará desplazamientos de familias en búsqueda de espacios con más posibilidades.
A todas estas problemáticas se le suma una sociedad que aún está tomando conciencia. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Europa se desperdicia el 31% de los alimentos a lo largo de la cadena de valor, y en las categorías de frutas y verduras se pierden hasta el 46%. Además, cada ciudadano genera un promedio de 1,69 kg. de basura al día -620 kg. de basura al año- y un 60% de esa basura lo constituyen envases y embalajes, de los que solo se recicla o reutiliza un 40%. Una basura que saturando vertederos o tirados en cualquier parte: ya hay cinco billones de piezas de plástico flotando en el mar.
Aunque lo provocado hasta ahora es irreversible, sí podemos trabajar por combatir el cambio climático y reducir sus efectos. ¿Cómo? Apostando por una economía de impacto que cambie la forma de producir de las empresas y de consumir de los ciudadanos. En este contexto, desde S2B Tech4Climate buscamos impulsar esas nuevas organizaciones a través de la aceleración e inversión de startups que:
- Fomenten el consumo responsable y la gestión eficiente de recursos como el agua y la energía.
- Aporten soluciones para mitigar o adaptarse al cambio climático.
- Utilicen modelos de economía circular de cualquier ámbito.
- Generen energía a partir de fuentes limpias o residuos.
- Mejoren la transferencia, selección y reciclaje de residuos y faciliten su transformación y valorización en materias primas o productos.
- Contribuyan a que las ciudades sean más sostenibles y resilientes.
- Desarrollen nuevos materiales más ecológicos y alternativas al plástico u otros materiales contaminantes.
- Contribuyan a cadenas agroalimentarias más sostenibles.