Las inversiones de la economía de impacto “ya suponen 2,5 billones de dólares al año, pero se necesita el doble para lograr los objetivos marcados por los ODS de la Agenda 2030”, ha advertido hoy Michele Giddens, CEO de Bridges Fund Management, en el XI Ship2B Impact Forum que ha reunido en Barcelona a más de 650 asistentes y a primeras figuras intencionales en economía de impacto.
Giddens añadió que “los objetivos sociales y del clima no deben estar separados, sino unidos, como es el caso de Valencia, donde estamos viendo cómo se dan la mano el clima y la sociedad”. “Las estadísticas nos muestran que las infraestructuras relacionadas con el clima acaparan grandes cantidades de dinero pero, aunque nos preocupe la crisis climática, debemos preguntarnos qué siente la gente”, reflexionó.
En esta edición, el Ship2B Impact Forum ha trabajado las nuevas bases de la economía y las inversiones de impacto con el fin de cumplir los objetivos de la Agenda 2030, adaptarse a los nuevos tiempos y generar retorno de las inversiones. El CEO de la Fundación Ship2B, Guillermo Ricarte, indicó que “la economía de impacto debe dedicarse a trabajar a nivel local, a poner la filantropía al servicio de la economía de impacto, y a darle mucha más importancia a la colaboración y las alianzas”.
Uli Grabenwarter, director de Equity Investments en la European Investment Fund y una de las voces internacionales más incisivas en fiscalizar la eficacia de la economía de impacto, reconoció que “la inversión de impacto ha sido un gran éxito en los últimos 20 años” pero “si no somos capaces de ver el coste social de la parte económica vamos a desconectarnos de ciertas partes de la sociedad, tal y como vemos con los resultados electorales”. “El gran error -continuó Grabenwarter– es que no hemos sido lo suficientemente capitalistas, porque el capitalismo es la base de esta inversión. Hemos vivido la economía de impacto como si la comida fuera gratis, cuando la comida no es gratis, situando los costes sociales fuera de la economía, y creando una sociedad que, a día de hoy, todos reconocemos que ha dejado de ser sostenible”.
Mencionó como ejemplo que “en 2023 hubo una inversión récord en energías limpias, pero esa cifra récord no ha logrado una neutralidad climática. Si se sigue consumiendo el volumen de energía fósil de hoy, en 2040 el 60% de los territorios del planeta no serán habitables. Y ¿quién va venir a España de vacaciones a gastarse miles de euros para meterse en un hotel bajo el aire acondicionado porque fuera hace 45 grados?”. En consecuencia, “debemos transicionar nuestro modelo económico a no sólo las ganancias, sino también a la sostenibilidad del mundo en el que vivimos. Y me preocupa todavía escuchar ‘tenemos que seguir avanzando’. Tenemos que crear un cambio sistémico aquí y ahora”.
En esta dirección, Pierre Guerin, secretario general de AFIR (el holding familiar de Decathlon), destacó que han trabajado en un sistema de evaluación empresarial de “seis KPIs sociales más 6 KPIs medioambientales”. En alusión a la problemática del greenwashing, indicó que “el secreto es no hablar. No hablamos mucho de lo que hacemos porque sabemos que no somos perfectos. Se trata de estar seguros de la intencionalidad subyacente, de cuáles son nuestras raíces”.
Siguiendo con los objetivos medibles, desde la Gates Foundation -que invierte 8.000 millones de dólares en becas- Antonio García desgranó los dos objetivos medibles con los que trabajan: “vidas salvadas y sustentos otorgados. Nos aseguramos de que los mejores científicos y empresas del mundo trabajan para resolver enfermedades infecciosas”. Con respecto a esto último, García lanzó un dato muy preocupante: “500.000 niños mueren al año por malaria, y son muertes que se pueden prevenir”.
Raúl Sanchez, director de Inversión de Impacto de COFIDES, compañía que dirige el Fondo de Impacto social de 400 millones de euros aprobado por la Comisión Europea en octubre, indicó que “esto no funciona si no juntamos la economía social y la economía de impacto, esto no es un club”, afirmó, teniendo en cuenta que “la economía social representa el 10% del PIB de España”. “Para demostrarnos que esto funciona la clave es medir y esto es muy complejo”, dijo, más allá de los ODS marcados por la Agenda 2030. “Proyectos hay y va a haber, y muchos. Pero tenemos que generar el cambio cultural, especialmente en el sector financiero, generar incentivos, que haya nuevos actores y ser capaces de atraer a entidades de otros países para que inviertan aquí”.
La necesidad de un gran “cambio sistémico”
Todos los ponentes hicieron alusión al gran cambio sistémico imprescindible para la mayor efectividad de las inversiones de impacto. Desde Rockefeller Phil Ad., el segundo donante más grande de la OMS, Alejandro Álvarez avisó de que “se ha conseguido cumplir sólo el 17% de los ODS, lo que es muy preocupante. Si queremos trabajar en el cambio sistémico es necesario cambiar muchas capas de la sociedad, desde la legislativa, las dinámicas de poder, el modelo educativo, las normas sociales e incluso “marcos mentales y creencias”. Reconoció que “tenemos un problema de financiación para conseguir los ODS” aunque “hay suficiente capital, la cuestión es cómo y dónde se coloca” y “no vamos a conseguirlo con la filantropía, los sectores económicos deben implicarse en ello”.
Bryan Scheler, de la BMW Foundation, invitó a pensar este cambio sistémico “observando cuál es la cuestión adicional al capital, es decir, cuáles son los cambios que se producen cuando se invierte con impacto frente a una inversión convencional”. En este contexto, Ndiarka Mbodji, CEO y fundadora de Kowry Energy Services, aludió al concepto “retorno honesto”: “Primero es necesario acceder al dinero, los inversores van a tener su retorno, pero no va a ser el más grande posible. Es el ‘retorno honesto’. Necesitamos inversión combinada y también inversión y fondos para el desarrollo”.
Mbodji arrojó un dato que no se puede ignorar: 600 millones de personas no tienen energía en África. Para llevar energía renovable y mejorar los ingresos rurales y agrícolas de estas personas y construir un sistema a gran escala es necesario llevar los aprendizajes corporativos a lugares complicados, pensar en el mercado y «ser mucho más creativos porque llegamos tarde a la batalla del cambio climático».
Blanca Hernández, presidenta de tuTECHÔ, proyecto que ofrece una solución sostenible y escalable para acabar con el sinhogarismo, puso el foco en la importancia de situar la filantropía al servicio de la inversión de impacto para no sacrificar la rentabilidad, así como de crear ecosistemas: «Ante los grandes retos sociales, hace falta que sumemos todos».
En paralelo, se ha llevado a cabo un focus bautizado como “From deep tech to deep Impact” con ponentes tan destacados como Brendan Cannon, de Amazon Web Services; Antonio Pérez, de Fundación Repsol; o Mara Balestrini, de IDB Lab; y otro focus, “The power of local”, con Rafael Cobo, de Impact Hub; Teresa Botargues, de Diputació de Lleida; o Tatiana Glad, de Impact Hub Global.
Durante la tarde, tendrán lugar los breakouts groups, sesiones a puerta cerrada entre los líderes para fomentar soluciones innovadoras y colaborativas a los retos sociales y medioambientales.
El evento, coorganizado por Ship2B Ventures e Impact Hub, ha contado con la colaboración de con Catalonia Hotels & Resorts como host partner; Ajuntament de Barcelona, Ajuntament de L’Hospitalet, European Investment Bank Institute, CaixaBank y Repsol Fundación como gold partners; After, COFIDES, Diputació Barcelona, Fundación ONCE, RocaJunyent, ACCIÓ Catalonia Trade & Investment y Generalitat de Catalunya como silver partners; Suma Capital, Q-Impact, Ministerio de Industria y Turismo, Sandman Partners, VALLFORMOSA y NOVELL, como bronze partners; y Universidad Pontificia de Comillas, EADA, ESADE e IESE como academic partners.
Leaders Dinner & Ship2B Impact Awards
Como preludio al Ship2B Impact Forum, ayer tuvo lugar la ceremonia de entrega de los 6º Ship2B Impact Awards durante una cena celebrada en el Hotel Catalonia Ramblas, la cual fue concebida como un encuentro exclusivo entre líderes de impacto y especialmente ideada para explorar sinergias. El evento arrancó con un minuto de silencio como señal de respeto a las víctimas de la DANA y con un mensaje claro: la Economía de Impacto cobra ahora más sentido que nunca y será clave para evolucionar infraestructuras, adaptar los negocios a nuevos escenarios y crear sistemas predictivos.
Xavier Pont, cofundador y presidente de la Fundación Ship2B, alertó de que los problemas sociales y medioambientales se están tratando de manera aislada, abordando los síntomas sin atacar las causas, y explicó que es vital dar un paso hacia delante y unir visión y acción para erradicar los problemas de raíz.
Guillermo Ricarte, CEO de la Fundación, pidió a los líderes allí reunidos que se enfocaran en los grandes impactos porque, como comentó Maite Fibla, cofundadora de Ship2B, “somos inconformistas y nunca estamos satisfechos con el impacto logrado”. Desde la Fundación apelaron a asumir la responsabilidad para conseguir un futuro más justo y sostenible.
Por lo que respecta a los Impact Awards, cabe destacar que Ship2B recibió 166 candidaturas, de las que fueron seleccionadas 12 finalistas. Como Impact Startup, que premia a una empresa tecnológica por su proyecto de carácter social o medioambiental innovador, se eligió a Husk, el principal productor mundial de fertilizantes a base de biocarbón que aplica un modelo de economía circular como estrategia de negocio. Su equipo ha mejorado 3500 hectáreas de terreno y los ingresos de 4.000 pequeños agricultores.
En la categoría de Impact Evolution, la cual visibiliza un proyecto de impacto impulsado por una empresa y que busca resolver un problema social o medioambiental, se premió a La Casa de Carlota, un estudio de diseño que emplea a personas con Síndrome de Down y autismo aprovechando sus perspectivas únicas para crear campañas y productos audiovisuales innovadores e integrar la diversidad en la cadena de valor.
En cuanto a Impact Philanthropy, la categoría que distingue a una entidad social sin ánimo de lucro por un impacto social transformador, se galardonó a itwillbe, un proyecto que está revolucionando la filantropía con el uso de tecnología avanzada para resolver problemas sociales. Con su enfoque, la innovación tecnológica facilita un impacto más efectivo y medible.
Por último, el Impact Champion fue Agustín Vitórica, fundador de GAWA Capital, quien ha liderado una forma de inversión que genera tanto retornos financieros como un cambio social significativo. Con su enfoque disruptivo, Agustín está redefiniendo el poder del capital para mejorar vidas y preservar el medio ambiente.
Es imprescindible dejar constancia de la presencia durante el evento de la Fundación Horta Sud, ubicada en la zona cero de la DANA, que hizo un llamamiento al ecosistema de impacto para reconstruir la comunidad y recordar que aunque ahora están en una situación de emergencia, hay que pensar en el largo plazo.