El mundo está cambiando y, con él, los diferentes agentes económicos. Los emprendedores apuestan cada vez más por poner en marcha proyectos con impacto social y medioambiental, las empresas introducen los términos de impacto en sus modelos de negocio, los gobiernos se implican a través de las estrategias de país y la aprobación de nuevas leyes que impulsen ese cambio… y los fondos de inversores se implican cada vez más para potenciar ese cambio, rompiendo el binomio rentabilidad-riesgo para sumarle una tercera variable al mismo nivel: el impacto.
Pero, ¿qué es la inversión de impacto?
La inversión de impacto, según la Global Impact Investing Network (GIIN), se define como una inversión realizada con la intención de generar impacto social y medioambiental a la vez que generar rendimiento financiero. Este tipo de inversión se considera una de las clases de inversión más avanzadas, ya que busca la generación de retorno económico, social o ambiental al mismo tiempo.
La definición del GIIN describe un concepto amplio, por ello es importante entender la posición de la inversión de impacto dentro del espectro global del capital. El cuadro anterior (extraída de Phenix Capital, en una adaptación de Bridges Fund Management (2014), PRI (2013), RIAA (2019), UK NAB (2017) e Impact Management Project (2018)), nos muestra los diferentes tipos de inversiones y cómo estos se distribuyen:
- En el lado derecho encontramos la filantropía tradicional, que busca generar únicamente un impacto social y medioambiental, sin esperar una rentabilidad, ni un acompañamiento, ni gestión de los fondos.
- Como contraparte, a la izquierda, tenemos la inversión tradicional, basada en la búsqueda del retorno financiero exclusivamente, sin tener en cuenta el impacto.
- En el centro encontramos las diferentes estrategias de inversión responsable, donde la inversión de impacto, se centra en abordar los desafíos sociales generando a su vez rendimientos financieros (igual o por debajo del mercado dependiendo de la estrategia de inversión).
Características de la inversión de impacto
La inversión de impacto aborda problemas ambientales y sociales de diferente índole, como la agricultura sostenible, vivienda asequible, atención médica asequible y accesible, desafíos del cambio climático y otros temas importantes que reducen la calidad de vida y la igualdad entre la población.
Además, el GIIN define cuatro características principales que hacen que las inversiones de impacto sean diferentes de otros tipos de inversión:
- Intencionalidad: las inversiones contribuyen intencionalmente a soluciones sociales y ambientales.
- Rendimientos financieros: las inversiones buscan un retorno financiero sobre el capital que puede oscilar entre por debajo de la tasa de mercado a la tasa de mercado ajustada al riesgo.
- Clases de activos: la inversión de impacto se puede realizar en todas las clases de activos.
- Medición de Impacto: remarca el compromiso de los inversores de medir el impacto social y ambiental de sus participadas.
El sector en España
Ahora que hemos puesto en contexto qué es la inversión de impacto, bajamos a las cifras. ¿Cuánto se invierte en impacto hoy en día? El sector de la inversión de impacto ha crecido de manera exponencial en todo el mundo en los últimos años, hasta alcanzar los 715.000 millones de dólares en 2019, según datos del GIIN.
En esta cifra el GIIN incluyen inversores que buscan rentabilidades de mercado y otros que aceptan niveles inferiores de rentabilidad ajustada al riesgo para maximizar el impacto social; inversiones en deuda como en capital, microfinanzas, sectores como el de las energías renovables, la salud o la agricultura sostenible; tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, e inversores que pueden ser gestoras de fondos, entidades financieras, fundaciones o particulares.
En este contexto, en España, SpainNAB presentó unas cifras de inversión de impacto de 90 y 229 millones de euros en 2019 y 2020 respectivamente, que incluía solo los fondos de impacto de capital privado. En el último estudio (de donde se extraen las gráficas anterior y posterior), la inversión de este tipo de fondos se incrementa un 34% hasta los 536 millones de euros, pero se refleja un total de 2.378 millones de activos bajo gestión en 2020. Esta diferencia recae en que en el último informe se incluyen la banca ética y social (que gestionan 1.521 millones), las fundaciones (con 242 millones de euros de capital en inversión de impacto) y las aseguradoras y fondos de pensiones (que representan 80 millones de euros en este sector).
Pese a la situación actual, o precisamente porque esta nos ha hecho ser más conscientes de la necesidad de girar hacia una economía más social y medioambientalmente responsable, la inversión de impacto en España crece un 26 % en 2020. Desglosado por tipología de inversor, el capital gestionado ha aumentado en las tres categorías: un 34%, en fondos de capital privado; un 24%, en banca ética y social, y un 10%, en fundaciones. Como apunta el informe de SpainNAB, estas cifras demuestran que el sector se encuentra en una etapa de crecimiento acelerado.
Existe una gran variedad entre los beneficiarios de la inversión de impacto, ya que la mayoría de los vehículos se dirigen a varios colectivos. Casi el 50% de los fondos tienen el medioambiente como uno de sus principales “beneficiarios”, seguido de aquellos colectivos que viven en situación de exclusión por causa de la pobreza, el desempleo, la discapacidad o las enfermedades. Los retos específicos de las mujeres también son el objetivo de más del 40% de los vehículos.
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